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Foto del escritorIsabella Novoa y David Cristancho

SE TE METIERON AL RANCHO SIN DARTE CUENTA

Todo lo que te ocultan y no sabías acerca de la Internet: desde la vulneración de la privacidad y el tráfico de datos, pasando por las estrategias de venta como, a las influencias de las marcas en nuestra sociedad.

¿Alguna vez has caído en la tentación de practicar el ‘sexting’ con tu pareja? ¿Recuerdas esa foto sugestiva que le enviaste a tu novio hace un par de meses? Tal vez ya terminaron y no lo recuerdas, pero… ¿ dónde quedaron esas conversaciones o imágenes que tu mamá llamaría “subidas de tono”? Si bien no hay razón para que te juzguen por hacerlo, la verdad es que sí vale la pena que te preguntes qué tan seguro es, pues esa información y toda la que compartes por las redes sociales queda en las bases de datos de las empresas que manejan dichas redes, y aunque legalmente no deberían hacer uso de ella, lo cierto es que queda a la vista de quienes la supervisan. No suena muy divertido ¿no?


Pues bien, asuntos como la vulneración de la privacidad en redes, el tráfico de datos y las estrategias de venta en Internet son algunos de los temas de los que hemos oído hablar, pero que quizás no le ponemos la suficiente atención. Maria Juliana Soto, Comunicadora Social y Periodista, defensora de los derechos humanos en relación a la cultura digital y trabajadora activa en colectivos ciudadanos, declara que la gente ha hecho una comparación entre preferir seguridad o privacidad, y que ella personalmente prefiere las dos, pues quiere estar bien y navegar en internet con cuidado, con la garantía de que está en un ambiente seguro, pero a la vez conservando su derecho a la privacidad.


Las redes sociales, tales cómo Facebook, Instagram, WhatsApp o Twitter no fueron diseñadas con el objetivo de ser escenarios de comunicación o interacción social en los que se respetase la veracidad de proximidad y los principios básicos de intercambio de mensajes comunicacionales entre personas. Desde el inicio se definieron como negocios, por lo que ninguna empresa, Google por ejemplo, asumiría en este momento que realmente es un buscador que trafica con la información de las personas. Más bien, quienes trabajan allí se jactan de su labor, diciendo que son una gran ventana de evolución y de bienestar para la humanidad, mientras que por detrás están recolectando información en bases de datos que después venderán a otras empresas para el aumento de su enganche publicitario.


En el caso de la estrategia de venta, los contenidos que se transmiten en estas plataformas, son operados a través de investigaciones que registran constantemente los movimientos de las personas en la web. A esto, Alexandro Baricco les llamaba las huellas o mareas que generamos en internet, las cuales permiten crear hiper perfilamientos de nuestra vida, comenta Soto. Gracias a esto es que los algoritmos llegan a conocer los gustos de las personas demasiado bien, creando rutas y estrategias de venta en las que es muy fácil caer. A pesar de que el internet fue creado con una narrativa positiva para conectar a los seres humanos y permitirles conocer el mundo con un solo click, esta misma hizo que los usuarios fueran cediendo poco a poco su privacidad, poniendo toda su información en la red, permitiendo así el inconsciente análisis de sus vidas.


Es correcto decir que la forma en la que estas redes vulneran a las personas depende en parte del hecho de que la sociedad no tiene educación digital, por lo que no se ha detenido a pensar cómo actúa la tecnología, y a hacerse preguntas tales como ¿quién ve esto que pongo en la web?, ¿alguien lo graba?, ¿para dónde va?, ¿cuál es el fin de que esta plataforma tan increíble sea gratis?


Sin embargo, hoy en día el crecimiento de la web no para, por eso es necesario aprender a ejercer el derecho a internet con responsabilidad, y a detectar las prácticas de mercadeo que son realizadas por las empresas sobre los usuarios. De acuerdo a esto, Maritza Sanchez, Comunicadora Social y Periodista plantea que sin la información que le brindan las personas a las empresas por medio de las cookies (archivos creados por sitios web que guardan información de la navegación en ellos), no les sería posible crear sus algoritmos de manipulación para la venta de bienes o servicios. Además, las bases de datos, creadas gracias a dichas cookies, poseen información sensible acerca de las prácticas y el consumo digital, determinando así lo que a cada individuo le gusta, preocupa y atemoriza, y con esto en mente, esas mismas empresas logran vender lo que el usuario cree necesitar.


En cuanto al reforzamiento de interés, este se logra mediante la intensificación del deseo de compra de un producto por medio de la muestra de sus virtudes. Este se beneficia de las referencias de otros usuarios, pues al lograr gestionar una comunidad de gente que hable sobre su bien o servicio, y que no sólo lo categorize en uno bueno o malo, sino que cree una narrativa acerca de su uso, las empresas consiguen captar la atención de quien no posee dicho producto, creando un discurso demasiado fuerte que desemboca en la acción de compra, logrando así una venta efectiva.


Además, otra fuerte estrategia de marketing es el famoso “Customer Journey” o viaje del consumidor, mediante el que se logra un posicionamiento de marca mucho más fuerte. Esto gracias a que se trata de un acompañamiento paso a paso por parte de la empresa, desde el instante en el que el individuo descubre el producto de interés, hasta el momento en que se realiza la compra. Durante todo este tiempo, se monitorea el comportamiento del usuario, sus actitudes y gustos a través de publicidad que se le muestra en los diferentes medios de difusión, en especial en las redes sociales.


Habría que decir también que una de las tendencias más fuertes en el branding es el “marketing de influenciadores,” ya que a través de ellos se crea contenido con publicidad de cierto producto de una forma “novedosa,” afirma Mauricio Guerrero, sociólogo, investigador experto en comunicación digital y actualmente director del programa de Comunicación en la Universidad Icesi. Gracias a las comunidades de estos influenciadores, quienes siguen sus pasos fielmente, se hacen ventas masivas de los bienes y servicios que ellos promocionan, esto debido a las ganas que genera el ser igual a dicho influencer. Sin embargo, para quienes no desean ese estilo de vida, o simplemente no les interesa tener o adquirir un producto o servicio que no utilizarán, les resulta invasivo. Pues sienten que no pueden abrir una aplicación o ingresar a una plataforma en la que estén registrados estos creadores de contenido porque los inundarán con publicidad innecesaria.


La influencia que está viviendo la sociedad por la internet puede llegar a ser un gran peligro, ya que crea una homogeneización, es decir, están agrupando a las personas por gustos, preferencias, edades, género, etc. lo cual crea una falta de pensamiento crítico. Afortunadamente ahora, en el caso de Colombia, la Superintendencia de Industria y Comercio está tomando cartas en el asunto. Por medio de la regularización del discurso publicitario, los influencers que reciben ingresos monetarios por subir historias o posts promocionando marcas deben acompañarlos con el hashtag “publicidad.” Pues se considera que como creador de contenido hay que ser honesto, por lo que es necesario hacerle saber al consumidor que eso que se promociona es patrocinado por grandes empresas, las cuales buscan rentabilidad, sin importar la sobrecarga de contenido a la que el usuario es sometido, sostiene Guerrero.


Por otro lado, dada la influencia de las marcas, hoy en día “es más preocupante que se vea un pezón de una madre amamantando a su bebé, que una cuenta desde la que se envían imágenes violentas de contenido sexual a menores de edad,” afirma Maritza Sanchez, activista de los derechos digitales, quien asegura que las redes son muy excesivas en controlar ciertas prácticas moralistas. Sin embargo, otras [prácticas] que pueden afectar, cambiar y determinar la calidad de vida de toda una nación, no están siendo supervisadas, o se han salido de control debido a las lógicas mercantilistas de las redes sociales.


Las consecuencias de las influencias son irreversibles, por lo que ahora lo realmente importante es buscar que las personas estén informadas acerca de las posibles manipulaciones a las que son sometidos. Sin embargo, es un panorama preocupante porque la gente no es consciente de la defensa de sus derechos digitales. “Como activista, todos los días recibo información acerca de nuevos mecanismos que existen para vulnerar nuestro derechos y para violar cláusulas y condiciones. Y es que muchas veces la gente piensa que plataformas como Facebook pueden hacer lo que quieran con nuestros datos, lo cual no es cierto, si supiéramos bien lo que dicen esos contratos veríamos que hay cosas que no están permitidas. Inclusive, en ocasiones damos por sentado que por el hecho de que tenemos una conversación por Zoom ya perdimos el control de nuestros datos, y que pueden hacer con ellos lo que quieran,” comenta Sanchez.


La era informacional ha tomado el poder y con ella se vive una época en la que el internet no olvida, por eso es necesario reconocer la posición tan relevante de los productores de información. ¿Y a quienes se refiere este término?, desde el niño que envía un emoticón de corazón a su mamá, hasta el abuelo que hace un vídeo para sus nietos, todos juegan un papel en la red digital. Es por esto que nadie es ajeno a que se le vulnere su privacidad, a que sus datos sean comercializados y a ser influenciados por las distintas estrategias de las marcas publicitarias. Es una narrativa que tuvo inicio, pero que no tendrá un final.

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